Roméo y Juliette, los amantes librados de París.
Acto I de un cuento, que no es más una leyenda, de un amor al tiempo de la cópula industrial.
La muerte se justifica
en lo que evita al homme
el choque brutal del futuro.
¡Que es bonita! ¡Oh, que es bonita y que convendría amarte, bonita e inaccesible hembra, sentada discretamente sobre el asiento antes del autobús de la línea Passy-Porte des Lilas!
Mi más grande deseo sería cruzar la línea roja que lo separa, ti y estos otros momentáneos indolentes, sentados sobre los asientos antes del autobús 96, que lo llevan, y te lleva, ti, bonita extranjera, Dios sólo sabe dónde.
Y te observo, y olvido que me es prohibido, por los convenios del apartheid, a cruzar la línea roja que lo
separa mi de ti, y que lo separa, nosotros, machos, del contacto con estas otras hembras, y mí, de ti,
sentado, silenciosa y vulnerable sobre este asiento antes del autobús 96.
¡Oh, bonita hembra, que te cree al refugio de los depredadores masculinos, detrás de esta frágil línea roja! ¡Oh cuánto vulnerable era si podía comprender toda la sed animal que amuebla mi espíritu! Bastaría que ti me observado para que mi celo se transforme en una eyaculación precoz; por gracia, no espera ya mas y acerca ti. Sólo tengo que cerrar los ojos, y todas las convenciones sociales se desmayan, así que la presencia de la matrona de servicio, esta "fhommelle" travestida en "policewomen", sentada sobre el asiento opuesto a la del "bus driver",
ella que nos supervisa de un ojo inquisidora detrás de su división de "bullet prove" vidrio. Te observo y te veo quien cruzados la línea roja de las convenciones sociales; ti arrodillado dignamente ante mi, te desciende mi bragueta, abre mis pantalones y retira tranquilamente mi pénis de su prisión de algodón; ti inclinada y tragada en mi como ninguna otra hembra podría hacerlo y no te lo supo hacerlo antes ti; la grande boca abierta, ti me aspiras fijándome de tus ojos pícaros para hacerme gozar de un orgasmo que ningunos de mis sueños pudieron obtenerme, a lo largo de este largo purgatorio, que se me impuso mi y a mis congéneres machos, por los Ministros de las Iglesias de la rectitud social.
Dios ayuda mi, ayuda mi oh Dios, desvía mis pensamientos del cuerpo carnal de esta demasiada bonita jovena muchacha; ¿por qué, si me prohíbe gustarla, no destruye la belleza que abastece así mi sed?
El autobús bordea los muelles desconchados del muelle de Orsey, cruza la Seine al puente Alexandre, los
olores nauseabundos de esta alcantarilla a cielo abierto, se infiltran hasta en la carcasa del autobús. En
otro tiempo, habría pedido prestado el "metropolitan", antes de que éste infestado por los "loiterers", los
"renegades", los "quidams", los "homeless", de las ratas. Sobre la plaza del Trocadero, el populacho
gritaba su entusiasmo delante del hoguera que consumía los machos impenitentes. Luego, la
superestructura corroída del "Eiffel tower" desaparecía en el momento de alcanzar los Champs Elysées
derramados, aquí y allí, de carcasas calcinadas de "cars" de turismo. Nosotros peldaños con dolor,
pasando las ruinas del obelisco de Louqsor que cubren la plaza de la Condorde. Luego toda la longitud de
la calle de Rivoli, sufrimos los asaltos de los "hooligans" emboscadan bajo los soportales.
Está allí delante de mi. Descendió al mismo tiempo que mi, es a algunos metros solamente de modo que, bastara de así poco para que mis sueños lúbricos se transformen en una verdadera aventura. Está allí muy cerca, así cerca que podría afectarla, que bastaría poco de para acariciar su "gordo culo", sus nalgas que se muelen perfectamente bajo su vestido de algodón florecido; su vestido tan corto que se alza ligeramente a cada uno de sus pasos, logrando ultrajosando sus muslos hasta el nacimiento de sus nalgas, dibujándolos claramente por una y otra parte, la grieta secreta que la divide en dos cuencas tan apetitosas que deben crujirse, tal como sus pezones lo son de mamar.
¡Que es bonita, por eso bien, de la parte posterior que es bonita de frente, y que convendría besarla así, de detrás como es tan apetitosa a besarse de ante!
¡Mi Dios, mi Dios, protege mi de mis instintos de macho en apetito!
Se percibido de mi presencia detrás de ella. Desvió ligeramente la cabeza, pareciendo reconocerme. No
aceleró el paso. Se nos instala para el "Research Institute" en el antiguo museo Beaubourg, dónde parece
dirigirse al igual que yo.
Observo en la dirección asientos reservados al las "females". Esta allí, eslada de las otras hembras; depositó sobre sus lados, un "american magazine" desconchada que tomó sobre el "shelves" que bordean las paredes. Hace parecido de leer. Y no dejo de observarla y de preguntarme sobre la razón de su presencia en este lugar, allí mismo dónde vengo a depositar este bien precioso que me quisiera tanto compartir con ella. ¿Viene ella aquí, como mi, para dar, dónde es para recoger lo que me quisiera tanto darla, de una manera muy otra?
Marco Polo ou le voyage imaginaire (Contes et légendes, décembre 2000) © 2000 Jean-Pierre Lapointe
Trame sonore empruntée aux archives du Web: