Canto XIV del Paraíso.
image Luis Rojo

Jeanne ancha desnuda y gimiendo sobre su cruz
¡Ô Helios, ti que los vuelve tan bonito y tan deseable!


Dal centro al cerchio,e sì dal cerchio al centro movesi l'acqua in un ritondo vaso, secondo ch'è percosso fuori o dentro: ne la mia mente fé sùbito caso questo ch'io dico, sì come si tacque la gloriosa vita di Tommaso, per la similitudine che nacque del suo parlare e di quel di Beatrice, a cui sì cominciar, dopo lui, piacque: «A costui fa mestieri, e nol vi dice né con la voce né pensando ancora, d'un altro vero andare a la radice.


VUELTA A LA PUERTA DEL PARAÍSO


Qué escribo allí, vino repentinamente a mi espíritu, tan pronto como esté guardado silencioso el alma gloriosa la Bienaventurada Luz, por la semejanza que apareció a mí con sus palabras y las de Jeanne, a la cual satisfizo para comenzar así después de ella: "Uno necesitan, aunque él no le la dice, ni de su voz, ni igualan todavía pensando en él, de ir al fondo de otra verdad. Dígale si la luz, de la cual adornó, como las flores, su sustancia, el restos eternamente en usted pues es hoy; y si permanece, le dice cómo, después de que usted haga visible otra vez, será posible que no le previene que vea." Apenas como la muchedumbre en el jubilation, que baila un redondo y es tirado por un mayor alegría, así, los círculos coronados aumentaron su alegría en este rezo pronto y piadoso. Debajo quiénes se queja para morir aquí, para vivir otra vez para arriba allí, no vio allí la suavidad, que procuran la alegría eterna. Y oí, en la luz más divina del pequeño círculo, una voz tan suave quizá, como la del ángel que hablaba a Maria, respuesta: "Tan mucho tiempo que durará la fiesta del paraíso, tanto nuestro amor hará irradiar, en torno de nosotros, tal ropar. Cuando nos vestirán con nuestra carne gloriosa y santa, nuestra persona será más perfecta ser en su totalidad; esta es la razón por la cual, qué el bueno supremo nos da de la luz, verlo, crecerá, será necesario por lo tanto, que crece nuestra visión, y el ardor que ella enciende y el esplendor que resulta de esto. Este esplendor, que nos rodea ya, será excedido en fulgor por la carne que la tierra ahora cubre. Y sin embargo, tan grande que es esta luz, no podría deslumbrarnos, porque los miembros del cuerpo tendrán bastante fuerza para apoyar qué podría deleitarnos." Los dos estribillos aparecieron a mí, tan al aviso y a tan atento al decir: "¡Amén!" Que atestiguaron bien del deseo de sus cuerpos, no para sí mismos, pero para los seres queridos, antes de que hicieron llamas eternas. Y aquí eso fue llevada otra luz, más allá de el que existieron ya, y que brilló de un resplandor similar, similar al horizonte que se enciende para arriba; y similar al crepúsculo incipiente, comienzo para demostrarse en el cielo, las nuevas apariciones, que una no sabe si son verdaderos o irreales, apareció a mí que comenzaba a ver allí, las sustancias nuevas, y eso hicieron un círculo más allá de las dos otras. ¡Ô verdadera radiación del Espíritu Santo! ¡Cómo él se hizo que deslumbraba repentinamente tan, a mis ojos, que, supidos, no podría apoyarlo! Pero Jeanne se demostró yo, tan hermosa y tan sonrienda, que su visión es entre ésas cuál no puede preservar la memoria. Mis ojos tomaron en ella, la fuerza a la subida para arriba; y me vi, transportado, solo con mi señora, a un Beatitud más alto. Realicé muy bien que me había levantado, a la sonrisa ardiente de la estrella, que se parecía a mí, más rojo que generalmente. De todo mi corazón, y en esta lengua que es igual a todos los hombres, hice al Dios el holocausto que mereció la nueva gracia; y el ardor del sacrificio no estaba todavía extinto en mi corazón, de que que entendía ya que fue aceptado favorable; porque algunos esplendores aparecían a mí en dos líneas, con tal resokabdir y con un rojo tan incandescente, que clamé contra: "¡Oh Helios, ti que las vuelve tan bonitas y tan deseables!" Aquí, mi memoria triunfa de mi espíritu, porque en esta cruz, Jeanne resplendent tanto que no puedo encontrar una imagen para representarla; pero quién toma su cruz para seguir el Cristo, me excusará de mi falta, viendo, en este deslumbramiento, el cuerpo de Jeanne que brilla como el relámpago. A partir de un brazo a otro y de la tapa al pie, corrían las luces que chispearon más extremadamente mientras que satisfacían y crúzanse. Las luces que aparecieron a mí allí, extenden en su cruz una melodía que quitaba me, fuera podría entender todas las palabras. Realicé, sin embargo, que eran una canción de altas alabanzas, porque vino a mí en cuanto a quién escucha sin oír bien: "¡Usted Resucita, usted triunfa finalmente!" Tanto me transportaron con el amor que, hasta que ése, allí no eran nada que me limita tanto con Jeanne, ampliado todo el desnudo y su cuerpo cubierto con sangre, y gemir con dolor en su Cruz. Mis palabras aparecerán quizás intrépidas, porque desnaturalizan el placer de mi carne en contacto con su carne contusionada por mis placeres carnales, y los sufrimientos de Jeanne para llenar todos mis deseos. Pero quién que realiza que los ojos hermosos de Jeanne llegan a ser aún más hermosos mientras que va uno para arriba, pueden excusarme de lo que me acuso, y vea que el santo placer carnal, puede así convertirse en un rezo más vivo en mí.



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
Theme musical: Sancta muliere de Brian Michael Ames, emprunté aux Classical Midi Archives.
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CANTO XV DEL PARAÍSO