Canto XXIII del Purgatorio
Los ciento días de Sodome.
Donatien Alphonse François marqués de Sade.
Mentre che li occhi per la fronda verde ficcava io sì come far suole chi dietro a li uccellin sua vita perde, lo più che padre mi dicea: «Figliuole, vienne oramai, ché 'l tempo che n'è imposto più utilmente compartir si vuole». Io volsi 'l viso, e 'l passo non men tosto, appresso i savi, che parlavan sìe, che l'andar mi facean di nullo costo. Ed ecco piangere e cantar s'udìe 'Labia mea, Domine' per modo tal, che diletto e doglia parturìe.
VUELTA A LA PUERTA DEL PURGATORIO
Mientras que mis ojos fijaron el follaje verde, como el quién conduce fuera de los chirridos toda su vida, mi padre y mi guía dichos a mí: "Mi hijo, ahora venido, para que el tiempo quién se nos asigna nosotros se distribuido de manera más útil." Di vuelta a mis ojos y mis pasos hacia estos hombres sabios, que palabras me animaron a marchar sin esfuerzo. Y aquí eso que oímos cantar mientras que gritaban, con un tal acento que nosotros tenía placer de oírlo, al mismo tiempo que un gran dolor: "Labia mea, domine". "¿Oh mi padre suave , cuál es él que oímos?" Y él me contestó: "Son los sombras que van, seguramente, pagando su deuda." Fueran detrás de nosotros y nos sobrepasaron, al igual que los peregrinos cuando encuentran a persona desconocida en el camino de Santiago de Compostela, y ése que dan vuelta hacia ellos sin parar; nos miraban con el asombro, estas almas piadosas y silenciosas. Sus ojos eran obscurecidos y cavernosos, su cara era pálida y su cuerpo descarnado y la piel casó la forma de los huesos. No creo que Casanova se descarnó así a su corteza última, por la castidad, incluso cuando él no tenía cualquier cosa más que cortejar. Dije a mí mismo: "He aquí la gente que ha perdido a Sodome, cuando el Santo-Espíritu infundió a su miembro en la matriz de la Virgen." Sus órbitas aparecieron los anillos sin sus gemas, y, en la cara de los hombres, uno podía leer que tenían hambre y sedientas. ¿Sin saber la razón, quién podría creer que el gusto de un pecho, del sabor de un miembro, o del olor de un muslo, podía dar a luz al deseo con tal intensidad? En mi estupor, no llegué saber qué hambriento ellos así, siendo ignorante de la causa de su delgadez y de su piel desecada, cuando vi una sombra el dar vuelta de su vistazo hacia mí, y quiénes me fijan con sus ojos, y quiénes grito con una voz fuerte: "¿Qué gracia de me concede de verte así cerca?" Nunca lo habría reconocido con sus características, pero, a su voz, y descubrí el que el aspecto habia hecho que desaparece en él. Esta avivó de la chispa en mí todo el conocimiento de esta cara desfigurada, y reconocí la fisionomía de Donatien Alphonse François marqués de Sade. Él habla con mí como sigue: "No te preocupa de esta lepra seca que se descolore mi piel, ni de mi descarnadura, así que grande es, pero me dice la verdad sobre usted, y me dice que que sea estas dos almas que le escolta, no permanezca así sin contestar a me." "Tu cara no es desconocida a mí, y ahora no da me, más dolor y más lágrimas para verlo así deformío. También digame que, en el nombre del Dios, qué enflaquecidos usted trague tanto; no pida que hable antes de que me descombren de mi estupor, porque no podría expresarme bien, con este deseo que atormenta mi espíritu." Él me contestó: "De los destinos eternos, desciende en el agua y en el árbol a la izquierda detrás de nosotros, una virtud que me enflaquece de esa manera. Toda esta gente que canta mientras que grita, para tener sin medida, sodomisada entre sí mismos, azotado su carne, contusionar su cola y manipulado la vagina durante 100 días en Sodome, ella se purificó aquí, por el hambre y por la sed de sufrir más aún." "La mezcla de la sangre y el sudor de los pechos, el gusto de la espuma qué escapes de la vulva, el sabor del esperma, se extiende encima allí encendido del follaje y se queman nos del deseo de ser azotado, para crujir la carne, para beber la semilla; y nuestro dolor renueva tanta hora pues es necesario dar vuelta alrededor de esta cornisa, pero es también del placer masoquista de que gozamos hacia dónde nos lleva este deseo, el mismo que empujó el Cristo para sufrir en su cruz y para rescatarnos su sangre." "Yo creo que, puesto que estoy en la edad del razonamiento, de la naturaleza y la oportunidad unidos para inundarme sus tesoros, yo cree sinceramente, porque hay la gente que era bastante estúpidos decirla, y que los prejuicios ridículos me habían hecho arrogante, despótico y furioso, es como si toda fuera debido a mí y que la tierra entera tuvo que contestar a mis caprichos, y que debía solamente a me asegurarse yo, su concepción y su satisfacción." "Yo era impetuoso, extremista en todos, y no temí nada, yo fui alimentado de una imaginación perverse y depravada sin límites, nadie nunca había visto que cualquier cosa similar y yo no tenía el gusto para cambiar alguno, él habría sido necesario matarme para hacerlo. Creo sinceramente que la sodomía es la forma última de expresión sexual, porque no se dirige hacia la reproducción, y yo la practica como un ideal filosófico." "Si fui castigado por los mortales, no es de haber fornicado con las putas, haber azotado y desflorado a la muchachas jóvenes, tener martirizado la sirvienta de mi esposa o haber torturado a la muerte, las lesbianas hermosas, pero bien, para haber sodomizado el Cristo en su Cruz."(1) Y me contesta a este espíritu perverso: "Sade, desde este día cuando usted intercambió este mundo de vicio doloroso por una vida mejor, trescientos años ha pasado hasta ahora. Si la capacidad al pecado más, los finales en usted antes de que ocurriera la hora de este buen dolor, que nos liga otra vez al Dios, ¿cómo entonces, podría usted fueron tan arriba cerca de la felicidad suprema? Pensé encontrarle abajo en el Infierno, en donde el tiempo perdido se readquiere por el momento en que cuál no acaba ningún ya." Y él me contestó: "Era medianoche, cuando el fantasma de Laura de Sade apareció a mí, ella dice a mí: "porqué usted sufre en la tierra, viene ensamblarme, yo vivo en un mundo muy extenso, sin criterios, sin batallas, sin sufrimientos;" Deseé colgarme al cuello del hyer y seguirla, pero el fantasma se desapareció y me encontré solo con mi dolor. Es sin embargo mi querida esposa Renée Pélagie que me condujo a beber la absenta de un dolor más suave; por sus llantos y sus rezos y sus suspiros, ella tiró de mí apago de los tormentos del Infierno. Ella es más costosa y más agradable a Dios, mi tender a pequeña viuda a que amé a pesar de todo, que ella no es no más la ´´unica para hacer el bueno, porque lo hacen los burdeles de la Ville Lumière no numerado más solamente pero que gazmoñas buenas damas."(1) "¿Oh mi hermano querido, qué yo dice a usted?" Veo venir el tiempo ya, que no está hasta ahora, dónde uno prohibirá a las desvergonzadas damas de Francia para dormir en las playas del Midi, exponiendo sus pechos y sus senos a la golosina de los vampiros. ¿Qué mujeres bárbaras nunca estaban allí, que las mujeres Iraníes, a quienes él son necesarian las defensas espirituales para hacerlas cubrirse, de modo que finalmente uno pueda reinventar la concupiscencia, la crueldad sexual y la violación, para rasgar sus encantos ocultados?" "Pero si estos desvergonzadas conjeturaran lo que me preparo para ellas, él tendría ya su boca abierta para gritar su sufrimiento; porque si la previsión aquí no se equivoca, él tendrá algunos temas de dolor, antes que tennía una barba la enfermera que me deja, hoy, cruja sus lechosas mamals." "¡Ah! hermano, ahora, no me oculta cualquier cosa más. Vea que no es yo solamente, solamente toda esta gente que mire el lugar en donde usted vela el sol." Le contesté: "Si usted recuerda en tu memoria cuál usted era, que no era, esta memoria, nos será aún más doloroso ahora. De esta vida divertida me ésta otra, que va deLante de mí, puesto que la luna hizo un círculo perfecto; él me condujo por la noche profunda a las verdaderas muertes, con esta verdadera carne que lo sigue. De sus estímulos me induce a que suba y evite esta montaña que le rectifique, usted que lleve su espalda torcida. Ël dijo a mí que él me acompañaría hasta que llego a donde esté Jeanne y a dónde estará necesario que permanezco allí, sin le." Y lo demostré con mi dedo, Baudelaire: "En cuanto a esta sombra que esté en frente, es bien Dante que fue expulsado hacia fuera por los temblores de su reino."
Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
(1) Dialoque inspiré des écrits du Marquis de Sade.
Theme musical: wozeck3e de Berb, emprunté aux Classical Midi Archives.
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