Canto XXII del Purgatorio
Ti, el primero que, después de Satanás ha ilustrado yo.
Las flores del Mal.
Già era l'angel dietro a noi rimaso, l'angel che n'avea vòlti al sesto giro, avendomi dal viso un colpo raso; e quei c'hanno a giustizia lor disiro detto n'avea beati, e le sue voci con 'sitiunt', sanz'altro, ciò forniro. E io più lieve che per l'altre foci m'andava, sì che sanz'alcun labore seguiva in sù li spiriti veloci; quando Virgilio incominciò: «Amore, acceso di virtù, sempre altro accese,
VUELTA A LA PUERTA DEL PURGATORIO
Seguía habiendo el ángel, que nos había conducido al sexto círculo, había borrado una señal de mi frente y había permanecido detrás de nosotros. Y yo, que era más ligero, caminé y escuché ellos con felicidad de modo que siguiera, mientras que va para arriba, estos espíritus ágiles, cuando entonces Baudelaire dice así a Dante: "El afecto que tengo para usted, sin conocerle, vino solamente a mí, de Tu poesía. ¿Pero perdóneme de mi audacia y dígame qué pecado le conserva en este lugar, usted, tan lleno de sabiduría?" Estas palabras hicieron la sonrisa Dante que contestó: "Todo qué usted dice es un testimonio de afecto para mí. En verdad, hay a menudo los aspectos que hacen duda incorrecto, porque se odultan las razones verdaderas. Tu pregunta me demuestra que que usted me cree era vindicativo en mi otra vida, quizás mucho más todavía era sido muy áspero hacia mi gente y, para Tus compatriotas franceses; sin embargo, sepa que la venganza no era mi materia, y que esta carencia de la medida, millares de lunas la ha castigado y que si castigué otro que la manera, él es que amo demasiado también." Y Baudelaire reflejado se y a él dice: "Es uno de los que lo condujeron al Parnaso para beber a los pechos de las musas, y es usted que, el primer, después de Satanás, me ilustrado a me. Usted tuvo gusto alguien que camina durante la noche, llevando una linterna y que no la utiliza, pero enciende para arriba a los que lo siguen, cuando usted dijo: "Oh Dama en quién la toda mi esperanza pasada, y quién, para mi salvación, sufrió para dejar en infierno el rastro de Tus pesos, si podría ver tan muchas grandes cosas, y reconece que lo debo a la gracia y a la fuerza recibida de Tu potencia y de Tu amabilidad; usted me condujo de la esclavitud a la libertad por todos los caminos, por todos los medios, que usted tenía, para ése, en Tu poder. El coto en mí Tu munificence de modo que mi alma, de que que usted curó, se traslada de mi carne agradándote aún!"(1) Y Baudelaire que se sentían en vivacidad delante del poeta dicho: "No soy solamente un viejo gabinete lleno de rosas descoloreadas, En dónde mentira una caída entera de los métodos caducos, Dónde los pasteles que jumbrosos y el pálido Carnicero, Solos, respiran el olor de un frasco desembocado. La tontería, el error, el pecado, lo regatea, Ocupan mi espíritu y trabajan mi cuerpo, Y abastezco mis agradables remordimientos. Como los mendigos alimentan a sus bichos. Así como uno descargado pobre que besan y comen El seno martyrizado de una antigüedad muñeca Robo al paso un placer clandestino Que presiono bien muy como una vieja naranja." "Usted, lo sabe bien, Dante, mi amigo el poeta, quién supo seguir hasta allí la suave y blanda Béatrice." "El poeta es similar al príncipe de las nubes Quién atormenta la tempestad y se ree del arquero; Exiliado sobre el suelo en medio de los abucheos, Sus alas de gigante le impiden de marchar. Mi juventud no fue más que una oscura tormenta, Cruzado alla y allí por brillanteces soles; El trueno y la lluvia hicieron tal devastación, Que permanece en mi jardín bien pocas frutas bermejos. Que usted venga del cielo o del infierno, que importa ¡Oh Belleza! ¡monstruo enorme, espantoso, ingenuo! ¿Si su ojo, su sonrisa, su pie, me abren la puerta De un Infinito que me gusta y nunca no ha conocido? ¿De Satanás o de Dios, no importa mi? ¡Ángel o Sirena, Que importa, si vuelve, hada a los ojos de terciopelo, Ritmo, perfume, atisbo, oh mi única reina! El universo menos repelente y los momentos menos pesados?"(2) Y Dante replicó así: "Nunca el arte o la naturaleza no presentada tanta belleza a mí que el bonito cuerpo donde Béatrice fue trabado y quién volvió en polvo; y si este placer soberano me fue así retirado por su muerte, ¿qué cosa mortal debo sin embardo deseo poseer? Tenía en el contrario, puesto que había hecho tan una primera experiencia de las cosas engañosas, para criarse a ella que no era más el igual. Tenía no doblar mis alas hacia la tierra, para esperar otros golpes, una muchacha joven o alguna otra vanidad tan momentánea. El joven pájaro se deja dibujar dos o tres veces, pero es en vano que se tiende una red o que se extrae del arco delante de los que tienen plumas ya."(1) Entonces Dante le pregunten: "Diga mi, si usted lo sabe, dónde están Ovide el latín, Virgile y Stace; diga si se maldicen, y en qué círculo ellos son." Baudelaire le contestó: "Aquéllos, Rimbaud y también Verlaine, Néruda, yo y muchos otros, con Homero que las Musas cuidaron más que cualquier otro, estamos, en el primer círculo de la prisión indeterminada. Varias veces, hablamos sobre el Parnaso que guarda siempre nuestras musas cerca ellas. Euripide está con nosotros, Antiphon, Simonide, Agathon y varios otros Griegos, que laurel adornó una vez la cara. Uno ve allí, entre nuestros común heroínas, Phryné y Laïs, las cortesanas, y también las hadas: "las hadas que tienen sed"; la musa Thalie, la varón Sappho, Ariadné y Ophélie. También visto a Galatea y, muy de negro vestida, Juliette, la hechizánda Musa de Saint-Germain-des-Prés que le cantó si uated recuerda bien: "me desnuda, me desnuda abajo, oh me desnuda, ahora, inmediatamente, vaya rápidamente, sabe poseerme, sabe confortarme, sabe consumirme, me desnuda abajo, desnuda mi, oh me desnuda!"(3) Con esta voz para empujarle, tanto veces, en los brazos del pecado." Ya los poetas se habían callado, observando alrededor, entregados de la ascensión y las paredes; era cerca de mediodía cuando mi guía dice: "Yo cree que es necesario que giremos la nuestra derecha, circundando la montaña hasta la Macaza*." Así tomamos el camino con menos vacilación. Fueron a continuación, y yo, todo sólo detrás, escuché sus discursos, que estaban para mí, una lección del arte poético y del placer sensual suave. Pero pronto, estas conversaciones fueron paradas por la vista de un árbol encargado de frutas, al olor bueno y suave, que se encontraba en medio de nuestra camina. Contrariamente al abeto que se estrecha en cumbre de rama en rama, así, que uno enangostó hacia abajo: era él se parece, de modo que nadie pudiera subirlo. En el lado donde nuestro camino estera cerrada, cayó del elevado acantilado un agua límpida, que regaba de en cumbre, las hojas. Los dos poetas se acercaron al árbol y una voz gritó en el follaje: "Allí es Maria, que hacen volver a Tu boca por la uva del placer, allí son las Romanas de un epoca antiguo, que bebida se hace de los besos, allí es Laïs quién se alimenta de la ciencia del amor; pero no tendrá de esta comida." Entonces la voz agregada: "Al primer siglo, tan hermoso como el oro, el hambre hizo que los bálanos son sabrosos, y de cualquer arroyo la sed le hizo un néctar. El Bautista se alimenta al desierto, de Miel y de saltamontes; esta es la razón por la cual él es glorioso y Tu tamaño es tal que está descrito en el Evangelio."
Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
(1)Extrait de la Divine Comédie de Dante (2)Paroles de Charles Baudelaire.(3)Chanson de Juliette Greco
Theme musical: adieu de John Wilbye, emprunté aux Classical Midi Archives.
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