Canto VIII del Purgatorio
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Las protectoras del valle perdido.
Hechas que las tentaciones de la noche no vienen violar a nuestros cuerpos.


Era già l'ora che volge il disio ai navicanti e 'ntenerisce il core lo dì c'han detto ai dolci amici addio; e che lo novo peregrin d'amore punge, se ode squilla di lontano che paia il giorno pianger che si more; quand'io incominciai a render vano l'udire e a mirare una de l'alme surta, che l'ascoltar chiedea con mano. Ella giunse e levò ambo le palme, ficcando li occhi verso l'oriente, come dicesse a Dio: 'D'altro non calme'.


VUELTA A LA PUERTA DEL PURGATORIO


Ya era la hora que afila los deseos de los que navegan y les ablandan el corazón, el día en que es necesario decir adiós a estas Damas Blancas insatisfechas, la hora que mover de amor al peregrino, si ve venir la vuelta del día. Cuando comencé a no sentir el calor de este bonito cuerpo y a observarla levantarse y adjuntar las manos en un rezo que me parecía destinado a Dios y que decía: "Señor, a la hora en que las oscuridad vuelven nuestras almas más frágiles, hace que las tentaciones de la noche no vienen violar a nuestros cuerpos." Este borde era tan suave y sincero que me hizo perder conciencia de mí mismo. Luego los otros, con suavidad y piedad, se unieron ella para ento el himno hasta al final; sus ojos permanecían fijados en las esferas celestiales. Le pido a, lector sea indulgente en la interprtation de lo que usted hará de los acontecimientos que que seguirán y, si usted tiene una mente torcida, yo le invita no haga caso de este capítulo. Vivo pues esta tropa repentinamente silenciosa observar en dirección del cielo, como esperando algo. Y vivo a salir de en cumbre y descender hacia ellas, dos ángeles que me parecían ser niñas, a las carnes y a las alas de color verde, como tantas pequeñas hojas apenas nacidas que flotaban gratuitamente a la voluntad del viento. Distinguía bien sus cabezas rubias pero, sobre sus caras, mi mirada se perdía como si era para mi un esfuerzo demasiado grande. Marianne dice entonces: "Ambas vienen del seno de Maria, para proteger el valle contra la serpiente, que debe pronto aparecer." Marianne atrajo a mi amo y le dice, preocupada: "Observe por allí, lo veló que viene, el adversario de estas bonitas almas." Al lugar donde el pequeño valle no tiene borde, había uno serpiente, aquél seguramente, que hizo probar a Eva, el fruto del conocimiento. Venía arrastrándose entre la hierba y las flores que volvían alrededor de las bonitas almas asustadas, él esgrimía su cola intentando violarlas, yendo de la una al otra, excitándose y erecciando, no sabiendo sobre la cual aliviar a su miembro. Entonces, vi muy bien la toma de las ambos ángeles su mosca y, en el ruido de sus alas verdes que partían el aire, habían hecho huir del serpiente maldecido. Y las ángeles, cansadas por este gran esfuerzo, colocan entre los cuerpos de las bonitas almas. Entonces, vi, y usted puede creerme, que los agradecieron prodigándolas mil de caricias, besos y penetraciones que no son destinando que a los hombres, y que estas caricias y estos besos y estas simulaciónes enamoradas retiraron el cansancio a las angèles que, descubriendo así el placer, gemían y se torcían como con dolor.



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
Theme musical: ave maria de Angelo Ovidi, emprunté aux Classical Midi Archives.
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CANTO IX DEL PURGATORIO