Canto XXX del Infierno
image de Gustave Doré

Los contadores alimentarios de la socialdemocracia.
Así hablaba Zarathoustra.


Nel tempo che Iunone era crucciata per Semelè contra 'l sangue tebano, come mostrò una e altra fiata, Atamante divenne tanto insano, che veggendo la moglie con due figli andar carcata da ciascuna mano, gridò: «Tendiam le reti, sì ch'io pigli la leonessa e ' leoncini al varco»; e poi distese i dispietati artigli, prendendo l'un ch'avea nome Learco, e rotollo e percosselo ad un sasso; e quella s'annegò con l'altro carco.


VUELTA A LA PUERTA DEL INFIERNO


"Soy el Alfa y el Omega, "soy, y era y vuelvo él", soy él Amo-de-todo." "Tenga que secreto, las palabras de los siete truenos y no les escribe de modo que no despierte a la vida, los que griten, los que desfilan, los que vociferan, los que sufren, las que lloran, los que esperan, los que se desesperan, los que son enfermos, las que tienen hambre y sed, los que llevan las muletas, los que piden, los que son impotentes, las que se mueren, los que solicitan sin cesar, los que están cercando con piquete, los que están parados, las que están sin protección, los que no esperan cualquier cosa más de la libertad, los que se mueren en las urgencias, esos de los hombres y esas de las mujeres que... " Di vuelta alrededor a la mirada en la voz que me habló; y dando vuelta alrededor, vi el Cordero; él ponía negligentemente en su lado derecho; llenado de arrogancia, él usó un vestido ampliamente abierta que reveló así su vientre equipado de siete mamas; él me parecía a mí ser unà Hijo del hombre aunque su sexo era velado por su larga cola en la forma de una correa castidad. Su cabeza, su pelo blanco, era como la nieve de mi país, sus ojos perforantes de los inquisidores, sus pies eran similares que los de Alexis el Trotador*, su voz, aquélla uno oye y uno oye otra vez y aquélla quisiera todavía creer. En su mano izquierda él sostuvo como los semáforos que brillabron de todos sus fuegos, y de su boca vino fuera una espada de Damocles; su cara era mientras que el sol que se deslumbraron hizo que los ojos, desviartidos. En su vista, me sentía a sus pies como si era sometído; pero él coloca en mí, su vistazo y él del inquisidor dice: "Si usted cree en mí y me sigue, usted no cualquier cosa temer, soy tu Creador y también tu Ahorrador. Usted creyó que soy muerto pero todavía vivo, vivo por los siglos y los siglos, yo llevan a cabo la llave de tu Vida y también la llave de tu Muerte. Así lleve a cabo el secreto qué usted vio: el presente y qué debe llegar más adelante, Amén." Miraba mi guía, no podría explicar lo que vei y oí, Baudelaire me parecía a mí, perplejo y pues divertido que podría ser. Él no podría explicar a mí el misterio de los objetos brillante que el cordero llevó a cabo en su mano izquierda, ni ese de las siete mamas que él ofrecío siempre a mamar, aunque ellas donde frasco y desecado por una mamada excesiva. Nos rodearon rápidamente de todas partes, trastornados, atascados, arengados, sumergidos y arrollados de golpes por vivos desordenados y desorientados que intentaron desesperadamente acercar a las ubres del cordero y por otros que defendieron su acceso. Eran ávidas y parecían mamar como fueron movidos por un reflejo automático inscrito en su Génova o heredado de un epoca de abundancia. Se daban prisa, desgarrabando uno otro y ellos se agrupaban según su singularidad para mejorar apropiado al uno mismo o al una otra ubre a costa de uno otro grupo, entonces él defendió su conquista como si fuera una fuente inagotable; pero, eran impotentes a realizar que fue vaciado de su sustancia por un uso abusivo. El cordero fingió ser inconsciente de su propia esterilidad y, él continuó atrapando la barra, de pudelar mientras que hace centellar a sus ojos, las recompensas ilusorias que él llevó a cabo muy arriba en su mano izquierda. A veces, halconeros públicos atacados, verbalmente y físicamente, el monstruo en la forma de cordero, con la puntería de monopolizar la exclusividad de una o otra ubre que malévolos criados de la gente fingida para proteger. "La vida sería una fuente de alegría, pero por todas partes la barra de pudelar viene a beber, todas las fuentes, se envenena; vea los ftísicos del alma: apenas nacieron que comienzan ya a morir y que aspiran a las doctrinas del cansancio y la renuncia." La voz vino como un eco e hizo que somos desviartidos con un mismo movimiento, olvidándose momentaneamente la escena de los Beneficiarios, unida a secados encima de las ubres del Animal. No vimos nada sino la penumbra del Infierno. Baudelaire dice: "¿Quién usted es, él que habla así?" Zarathoustra, yo soy!" "¿Cómo, entonces, usted, el Prudente, vino al Infierno?" "No va a creer el Pueblo que le dirá que el diablo se llevó Zarathoustra. Pero créame que diga a usted, de es yo que llevó el "Perro de fuego"". "¿Entonces, ti que hablado así, que pues, es este monstruo quién se prevé del abrigo del Cordero y que es lleno de suficiencia?" "Lo que usted ve, él es la nueva ídola, él es el Estado benefactor. ¡Vayamos! Ábrase los oídos, y déjeme hablarle sobre la muerte de la gente. El Estado, es la más fría de todos los monstruos fríos. Él miente fríamente; y aquí está la mentira que se escapa de su boca: Me, el Estado, soy el Pueblo. ¡Sepa que esto es una rematado mentira! Ésos son solamente destructores, los que ponen de las trampas al gran número, y que llaman eso, un Estado; afilan su apetito y suspenden sobre su cabeza una espada de Damocles. Son algo los creadores que formaron a la gente y que sirvieron la vida bien suspendiendo sobre la gente, la fe, la belleza y el amor. ¡Se inventó al Estado, para los que son superfluos! Vea como él los atrae, estos inútiles, y como él los devora, los rumia y los digiere!" Y el cordero que había oído todo, dijo: "No es nada mayor que mí en la tierra; soy el Estado, el dedo de Dios que ordena y que subvenga." Entonces, vi todo el a los que creyeron en el cordero y que tenían oídos grandes y una vista corta, ellos me sentía en sus rodillas. "Ustedes, sigue siendo gente, uniforme en sus virtudes, gente con los ojos estúpidos, gente que no sabe cuál es el espíritu." La sombra de Zarathoustra continuó así tu discurso: "El Estado es el suicidio lento de que se llama la Vida. Los buenos y los malos, por todas partes, se envenenados por el Estado, los buenos como los malos, siempre, se pierden allí por siempre. Pero lo digo a usted, él es allí donde acaba el Estado, que comienza el Hombre necesario. Le enseño aquí la manera de las almas nobles: desean no tener para nada, y, menos que cualquier otra cosa, la Vida. ¡Quién, por otra parte, que pertenece a la barra de pudelar, desea para vivir para nada; pero los a las cuales la vida fue dada, piensan siempre a qué podrían dar, la mejor, en el intercambio de la Vida! " Baudelaire parecía preocupado y, en su impaciencia, paró la voz así: "¿Si creo lo que sé, tiene, usted también, discípulos, no forman parte, los también, de este mismo gente que desprecia?" Y la voz, la cuya sustancia no se podría ver, respondió así: " ¡Sepa que soy un parapeto en ambos lados de un puente: sólamente tiene que agarrarlo, lo que puede hacerlo! Pero no dispenso, como hago este animal, algunas muletas. El espíritu era antes Dios, después él hizo hombre, ahora él se hizo populacho." Yo, que tiene que ir de nuevo a la tierra, me atormenté, las palabras de Zarathoustra y entonces dije a él, sin mucha convicción: "¿Si el Estado actúa de esa manera, no estaría, más bien, por la compasión hacia la gente que sufre?" "El le dice a usted, él finge amar a la gente pero es si mismo él ama algo, él va hacia la gente a huir de se, y usted quisiera nombra eso una virtud? Pero yo, sé, y lo digo a usted, que él no puede apoyarse, y que él no se ama bastante, de modo que él desee seducir a la gente por tu compasión y glorificarse esa manera, de los errores de su gente. Cuando él dice algún bueno sobre se, él necesita testigos, y cuando se induce a estos testigos que piensen él sea bueno, es él que piensa bien en se. ¿Qué así, él representan, todos estos monumentos que adornan la plaza de la Asamblea Nacional? Él es las representaciones de los figurantes que la gente se digna bien para llamar los "grandes hombres". En verdad, la gente cree solamente en los dioses que hacen mucho ruido en el mundo. La gente se elogia de sus grandes hombres, pero el lugar público es lleno de bufones solemnes." Y, tratándose al cordero, él continuó como sigue: "¡Créa me, usted, monstruo lleno de virtud, que genera todo este ruido de infierno! No es sobre nuestras horas más ruidosas que generamos los más grandes acontecimientos, pero en los más silenciosos. No está alrededor de los inventores de nuevos estrépitos que gira el mundo, pero alrededor de los inventores de nuevos valores, y gira en silencio. Mire bien se, monstruo, usted muere y usted no lo sabe, usted morirá y usted cree que usted es Dios. Usted es como el diablo que piensa que él es Dios. Pero el Dios también tiene su proprio infierno, y este infierno, es su amor de los hombres. "Dios se murió". Es su compasión de los hombres que le mataron, y le morirá así, usted, el Estado, que cree ser Dios. ¡Si esistiera el Dios, cómo yo apoye para no ser Dios! Entonces, no hay nadie de Dios; El Dios, el este ser único, absoluto, inmutable, satisfecho e imperecedero, es solamente una imagen inventada por los poetas, mis hermanos." "Huye entonces, mi amigo, huye en tu soledad. Zarathoustra se parecía ahora, a tratado a mí: "Todo lo que es grande, sucede lejos del lugar público y de la gloria; los inventores de nuevos valores están siempre lejos del lugar público y de la gloria. Huya los pequeños y los lamentables. Huya de su venganza invisible. Qué importa que él adule usted como se adula a un dios o a un diablo, qué importa que gimotean delante de usted, como delante de un dios o de un diablo. ¿Quién odian, las mercancías y los justos? El destructor, el criminal, el quién rompe sus tablas de valores; pero es un creador, el quién rompe sus tablas de valores." Y, mientras que él todavía habló, di vuelta al cordero y oí la rumor de la manada. Él protestó como sigue: "Búsqueda, está a perdido uno mismo, la soledad es una falta." La voz de Zarathoustra fue hecha oído como sigue: "Ve que resuena aún en ti, la voz de la manada, pero yo dice la a usted, movimiento lejos de la manada, a pesar de sus denuncias y del dolor a parte a él. Y usted podrá decir finalmente: "No comparte vuestra conciencia ningún". Usted se levantará sobre ellos, pero usted se levanta cuanto más, más es el ojo de los envidiosos te bajo usted. Sin embargo, es quién que vuela el más alto quién se odia el la mayoría. Asi, guardia usted de los que se dicen buenos y de los justos que gustan para crucificar a los que inventan su propia virtud, odiaran el solitario." Nos ensartábamos con dolor a través de la gente, aquí y allí, los seres vestidos de negro que acosaba la muchedumbre y, se parecía a mí que eran los criados del cordero que deseé reconocerlos y pedí la sombra que hablabaron y que soterrar: "¿Me dice, antes, Zarathoustra, que son los, que se disocian de la barra de pudelar, que los arengan la muchedumbre y que se parece a mí, estando en el servicio del cordero divino? " "Son los sacerdotes, los altavoces de los grupos de presión, los encargados de la orden moral, aunque son mis enemigos, paso delante de ellos en silencio y no dibujan la espada. Muchos entre ellos sufrieron tanto que desean hacer que los otros sufren. Son sus enemigos espantosos y nada es más vengativo que su humildad. Quienquiera los ataca es probable ser manchada. Sus valores falsos y sus palabras ilusorias son, para los mortales, los monstruos más peligrosos. Pero, no no podrían sabido para amar a su Dios de otra manera que crucificando el Hombre. Mis hermanos, encontrar la manera a su libertad, es necesario que le entregan de todos estos salvadores." Cruzamos ya el puente grande, había minusválidos y mendigos así como un jorobado. Aunque él no puede ver Zarathoustra, el jarabado le habló como sigue: "Ve, Zarathoustra, la gente tiene fe en su doctrina él también beneficia de sus enseñanzas; pero délo que una muestra de modo que él pueda creer ti enteramente en usted, considera la opción que se ofrece usted, él es una ocasión única, inicialmente, usted debe convencernos, nosotros, los minusválidos. Usted puede curar a hombres ocultos, hace hoja de metal del funcionamiento unos, releva quién que lleva una carga demasiado pesada; sería, yo cree, la manera verdadera de inspirar a la persona lisiada, la fe en Zarathoustra!" Pero Zarathoustra contestó a esta manera a la cual haber hablado: "Si retiro desigual a su abolladura, yo toma, al mismo tiempo, su espíritu; y si doy sus ojos al hombre oculto, él ve, en la tierre, cosas demasiadas malas, de modo que él me maldiga para haber curadolo; y si hago funcionamiento los cojos, les hago el mal más grande, porque, apenas funcionan, que sus defectos llevan la llave de los campos. Aquí es lo que la gente enseña sobre los minusválidos." Y Zarathoustra se calló. Durante este silencio largo de Zarathoustra, caminamos entre los hombres. Pero no eran ningunos hombres más, sino que los fragmentos y miembros de los hombres. Encontré injusto ver así, hombres rotos y dispersados como sobre el ámbito de la batalla, después de una guerra como la Guerra de Troya. El monstruo estaba allí, él era inmóvil, pero él se desmayó la compasión. Caminé entre estos rechazos horribles y los oí decir: los domadores, poetas, médicos, predicadores, policías, jueces, verdugos, sacerdotes, Jefes de Estado, azotandos, profetas, mujeres, estrellas, virtuosos, dijeron que desean reconstituir a hombre. Entonces, oímos la voz de Zarathoustra: "¿como la "virtud" me descontenta cuando funciona de su boca. Cuando dicen: "yo soy justo" uno cree oírlos decir: "Yo me venga". Desean estallar los ojos de sus enemigos con su virtud; ¡y se lelevan solamente para bajar los otros! Dicen que "la virtud es necesaria" pero creen algo eso: que "la policía es necesaria". Pero Zarathoustra no vino decir a estos insanos y a estos mentirosos: "¿Qué ustedes creen saber de la virtud?" Él vino de modo que usted se canse de viejos palabras que usted aprendió de estos insanos y de estos mentirosos. De modo que usted se canse de las palabras como "Virtud", "Compasión", "Castigo", "Justa venganza", de modo que usted se canse de los actos "desinteresados". La tierra es llena de predicadores de la muerte y de ésos a quién es necesario predicar para ser desvertido de la vida; son los superfluos, la tierra es llena de ellos y es estropeada la vida, por los que son inútiles; déjelos ser atraídos fuera de esta vida por el señuelo de la vida eterna. Otros dicen: "la vida es solamente sufrimiento", y tienen bien razón. ¡Así de modo que usted deje de existir, entonces deje, cesan esta vida del sufrimiento! Allí es, qué su virtud le enseña: "renuncia a la vida, y renuncia así a tu sufrimiento!". Otros que predican la muerte, le aconsejan no engendrar más. ¡Qué bueno es él para dar nacimiento, él dice, el que da nacimiento le privó de su libertad! Se pare infelices que se volverán, ellos también, los predicadores de la muerte. Por todas partes, los resuena la voz de los que predican la muerte, y el mundo es lleno de los a quién, es necesario predicar la muerte, o, cuál es la misma cosa, la vida eterna. ¡Déjelos morir, entonces, tan rápidamente como sea posible, los que deseen conseguir librada de vida! Son los descendientes de Jesús, estos predicadores de la muerte lenta. El quién, demasiado temprano, fue tomada por el deseo de morir; aprendieron del Hebreo, sólo las lágrimas y la tristeza de vivir. ¿Por qué no permaneció en el desierto, lejos de los buenos y de los justos? Quizás él habría aprendido cómo vivir y apreciar la tierra y a reír. En verdad, en verdad, la digo a usted, no tengo gusto de ellos, no, yo no tengo gusto de ellos los compasivos, que son felices de su compasión, ellos falto inguna decencia; así debemos suprimir a los que odien la vida. Cómo la irritación de ella debe ayadar a los que no tengan gusto de la vida y a cómo uno consigue enojado no ayudarles para vivir!" "¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!" Era un clamor largo que vino de la barra de pudelar delirante; los inventores de la guillotina acababan de instalar en el Lugar de la Ciudad Grande, el Crucifijo de su Fe tiránica. "Les observa, esos predicadores que hablen sobre la igualdad, son tarántulas, vengativos hipócritas. Ustedes, sacerdotes de la igualdad, la locura tiránica de sus impotencia reclama a grandes gritos la Igualdad; ¡sus más secretos deseos de tiranos se disfrazan como palabras de virtud! se asemejan los entusiasticos; pero no es el corazón que los enciende, él es la venganza. Con cada de sus quejas, los resuena la venganza y cada de sus alabanzas lleva una herida; instalar en jueces se parece a ellos la cima de la felicidad. ¡Sea cuidadoso de los en las cuales el instinto a castigar sea de gran alcance! Se llamaron las mercancías y los justos, no se olvidan de que para ser fariseos, faltan solamente la potencia. No deseo ser mezclado ni confundido con los predicadores de la igualdad, él es así que hablo a mi, la justicia. "Los hombres no son iguales, y no deben hacer igual." Cuál sería, entonces, mi amor del Hombre necesario si hablé diferentemente?" Entonces Baudelaire, preguntó a Zarathoustra, en los temas que me preocuparon: "¿Grande Zarathoustra, si usted lo sabe, cuál es esos presente que centellen en la mano izquierda del cordero y cuál es su significado?" "Cual ve allí, y qué revuelve el vistazo de la barra de pudelar, es el símbolo de la justicia. "Una naranja mecánica" ¿Y qué le enseñan esta justicia? De no crucificar otros, pero déjese ser crucificado por otros. ¡Confiesa tus pecados! ¡Haga tu autocrítica, mi hermano! ¡Huya al héroe que duerme en tu alma! ¡Revele a los jueces y a los sacrificiadores, los secretos de tu alma, entre en terapia, confiese tus pecados, arrepentirte, expiate tus faltas, revele tus pensamientos secretos a los animadores de todos los "Talk Shows", usted será perdonado por el cordero y usted podrá, otra vez, compartir la fraternidad con tu gente. ¡Aquí está mi hermano, el castigo de los que crean en mi justicia!" Entonces, Zarathoustra que se dirigirá al Perro de fuego dice esto: "El Estado es un perro hipócrito como pues usted es lo mismo; como usted, él tiene gusto de hablar en humo y en grota, para hacer creer, como usted puede hacerlo tan bien, que sus palabras vienen a las suerte de las entrañas de las cosas. Porque el Estado desea absolutamente ser el animal más significativo en la tierra, y la gente créala esa manera. Aquí está el consejo que doy a los Reyes en cuanto a los Estados debilitados por el tiempo y por la virtud; déjese sea, entonces, destronar, de modo que ustedes vuelva de nuevo a la vida y que vuelve de nuevo, la virtud, a ustedes!" Después de que Zarathoustra hubiera pronunciado estas palabras, había una batalla en Infierno, Michel y sus Ángeles combatieron al Cordero, y el Monstruo contrariado, ayudado de sus Angeles-del-Infierno, pero no vinieron victorioso, y el perro del fuego de combate como insano con el despecho, y él volvió a entrar en el pozo del Abismo.(1)



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
(1)Extractos e interpretación de: "Así hablaba Zarathoustra" de Nietztsche.
Theme musical: bagatelle de Bela Bartok, emprunté aux Classical Midi Archives.
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CANTO XXXI DEL INFIERNO