Canto XXII del Infierno.
image de Boris Vallejo

Loteria la puta de lujo.
El bien mal adquirido de la Dependencia Social.


Io vidi già cavalier muover campo, e cominciare stormo e far lor mostra, e talvolta partir per loro scampo; corridor vidi per la terra vostra, o Aretini, e vidi gir gualdane, fedir torneamenti e correr giostra; quando con trombe, e quando con campane, con tamburi e con cenni di castella, e con cose nostrali e con istrane; né già con sì diversa cennamella cavalier vidi muover né pedoni, né nave a segno di terra o di stella.


VUELTA A LA PUERTA DEL INFIERNO


¡Amperio hora! ¡la compañía terrible de estos diez demonios y de su jefe Méphistos con quiénes caminábamos! Toda mi atención fue a la echada, a considerar qué contuvo a la zanja y la gente que fue quemada allí. Entonces vi, y mi corazón todavía tiembla sobre ella, uno de ellos que fue retrasado, apenas como ella sucede que una rana se inmoviliza mientras que la otra hunde, y obtuve de mi amo que él habla con él. Mi guía le acercó así y le preguntó de dónde él estaba; y el otro contestó: "Nací en la ciudad grande y gazmoña, que confina el río largo que se ensancha al mar." "Viví para acumular y para perder la abundancia gravemente adquirido de la Dependencia social, o del Desempleo, o del Trabajo en negro, comprando un cierto placer de satisfacer mis instintos del juego al lado de Loteria, la hechizándola puta que le demostró sus encantos a los cuales deseó pagarla el precio, en este palacio de cristal y de luz, quién dominaba en el centro del gran río, y cuál se transforma desde entonces en un pocilga." Y, en mi cabeza, podría ver otra vez la imagen de este lugar para haber visitadola ya. Loteria dominaba, hechizaba en toda su desnudez, en el centro de una escena inmensa equipada con los objetos que centelleaban: burbujas luminosas que giraron, y en las cuales ella reflejó en mil de facetas, sus carnes bronceadas y apetitosas, en el sonido de una sensual y hechizando música. Ella ofreció así, sus encantos lascivos, gesticulando y girando los ojos y susurrando con sus labios, inflando sus pechos, descartando sus piernas y revelando ampliamente su vagina adornada con pétalos sanguíneos, que ella dibujó a un lado con sus clavos largos y afilados de los dedos, ofreciéndola a la vista abajo al más profundo de su vulva jugosa, de modo que cualquiera pagara el precio de él, podía tener un orgasmo y perder la conciencia. Entonces, ella abre su boca, tan grande que era necesario, para recibir las monedas de oro que lo atraca y que lo promovía para performar como ésa, de modo que toda se diera prisa debajo de ella, para saber quién sería el feliz para llenar su boca ávida de piezas de las monedas de oro y de dinero; si uno tenía suerto, él iba a recoger, debajo de su vulva ampliamente abierta, las ofrendas de su cuerpo, en la forma de monedas de plata furtivamente fertilizadas y que se devolvían inmediatamente en su boca, con la sed ávida del jugador impenitente. Fue concebía de la manera, Loteria, tal como una autómata voraz fabricada con módulos de la sustancias de fotosíntesis, adornados con minúsculos microprocesadores programados tales como, ella simuló eficazmente los gestos sexuales de una Puta de lujo, recogiendo tanto como era necesario, y redistribuyendo así tan poco de los productos de sus encantos, para satisfacer el apetito que desbordaba del gran Proxeneta, que administra las Finanzas del Estado, allá, más abajo, donde el río grande se amplía, en la ciudad arrogante que mantiene la gran Oscuridad. Cuando la noche había superado en gran parte el día, cansada, harta, y el vientre inflado como el de una mujer embarazada, Loteria cerrada la tienda por algunas horas, el tiempo que era necesario para que un doctor de judía ascendencia, procede, con ayuda de una herramienta en la forma de pinzas, al aborto de la hermosa engordada. Él se retiró de su vientre, los preciosos piezas de oro, retenía un pequeño porcentaje de los ingresos, y entregaba al Pimp venido de la Capital, el principal del producto de esta Prostitución legal. Me había dejado distanciar de los diez demonios que formaban a nuestra compañía terrible. Y vi venir hacia fuera de las echadas, una mujer inmensa que dominaba, disgustando, en toda su desnudez metálica. Dominando orgullosamente en el centro del cenagal, se rodeaba con criaturas deformes que gemían en dolor y de ansiedad como si esperaran, desde la eternidad, algo que nunca ocurrió. Ella le ofrecía así, sus encantos deteriorados por la herrumbre, al sonido de una música estruendosa y atonal. Ella esticulate y dio vuelta a sus ojos y lanzó sus labios en su boca abierta grande, de dónde vino fuera de las piernas agitadas de un hombre. Ella la infló y desinfló sus senos metalizós que se parecían ser moldeados de la manera, debajo de la presión, como alguien uno intentado para romper la cáscara, empujando con toda la fuerza de sus brazos, y de las palastros se volvían en tan delgadamente, que uno habría podido decir que iban a estallar. Ella escartaba sus piernas y ella revelaba ampliamente el canal de su útero, de dónde salía la cabeza de un hombre con la cara torturada, que ella rasguñaba de sus dedos con sus clavos largas y afiladas, ofreciendolo a la vista de cada uno, tomándolo adentro y hacia fuera du su vagina rodando con aceite de motor, de modo que ella excitara así a la muchedumbre que se animó de una histeria colectiva, delante de tal germinación que me asustaron y que muevo hacia atrás con prisa. Mi amo, que me vieron entonces, y que vino con ternura para confortarme del choque de esta visión aberrante, apenas me confortó revelándome el nombre del Ministro que dominaba así, para la eternidad, en el vientre de Loteria. Y el gran Baudelaire, que se parecía vivir una fase moralizadora, dice a mí: "Así usted puede ver, mi hijo, qué ilusión corta es, al fornicare con Loteria, y terminar cornudado por el Maligno."



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
Theme musical: collection Nguyen (hovrak), emprunté aux Archives du Web.
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CANTO XXIII DEL INFIERNO