Canto XIX del Infierno.
image Gustave Doré

Los admiradores del Becerro de oro.
El Ángel del Apocalypso.


O Simon mago, o miseri seguaci che le cose di Dio, che di bontate deon essere spose, e voi rapaci per oro e per argento avolterate, or convien che per voi suoni la tromba, però che ne la terza bolgia state. Già eravamo, a la seguente tomba, montati de lo scoglio in quella parte ch'a punto sovra mezzo 'l fosso piomba. O somma sapienza, quanta è l'arte che mostri in cielo, in terra e nel mal mondo, e quanto giusto tua virtù comparte!


VUELTA A LA PUERTA DEL INFIERNO


¡Oh, Preachers, predicadores y gurúes, grandes sacerdotes, evangelistas, profetas y prosélitos, políticos, funcionarios, grandes banqueros y criados del Estado, ustedes, rapaz, por los cuales los actos del Dios y del Estado, que no deben ser propagardo sin la recepción en vuelta, se prostituyeron para el oro, el dinero o los favores! Y ustedes, discípulos desgraciados de estos impostores, que adoran al Becerro de oro, él es necesario que, para ustedes, suena ahora la trompeta, puesto que ustedes están en el tercer hoyo. Vi un Abra como una Grande-entrée*, con aguas salinas y rodeado por las dunas, en las cuáles allí donde agujeros redondos cavados en la sal endurecida. Fuera de la boca de cada agujero, emergente los pies de un pecador y sus piernas, al bacerro; el resto del cuerpo permanecía adentro. A todos, flameado las plantas de sus dos pies abastecidos por millares los fieles indolentes, que se parecían alimentarlos sin entender que los torturaban. Mi amo me transfirió sobre la duna del Sur*, al agujero de el cual gritaba tanto como él nos atrajo a él. Le hablé como sigue: "¡Oh, que usted sería, usted que tiene sin encima debajo, alma dolorosa, tapado como una pila, me habla si usted puede!" Estaba parado allí como el sacerdote que confesaba a un asesino pérfido, que, ya cabeza abajo a la tierra, lo llama detrás, a retraso la muerte. Él Gritó: "¿Quién usted es, que está allí, de pie, no es usted uno del nuestros? Y esta multitud que lo rodea, es él tu manada y que usted tiene de un veneno divino ahorrado a partir de su vida disgraciada para traerlo más cercano al Dios que es también el mio?" Y contesté: "No estoy uno de los tuyos y me mí tomó cuidado para no propagar mi fe en el intercambio de mercancías, yo está satisfecho a indignarme mismo de la credulidad sin sacar ningún provecho." Maldecido torcido fuertemente sus pies, entonces, empujando un susurro y, con una voz quejumbrosa, lo dice a mí: "¿Que entonces, usted me preguntas?" Si tanto como le incomoda para saber quién soy, de que, para eso, usteddescendió esta pared, sabe que hice a Pastor sin adornar el vestido del Pastor, y que mi carrera destinada yo para usar otra clase de vestido, y que siendo tan elocuente que uno aparecía más lucrativo, así a mí era tan codicioso que puse en el banco, encima de allí, riquezas y aquí, yo mismo. Debajo de mi cabeza se colocan las otras, ocultado en las grietas del grande Lac Salé* del Havre aux Basques* quién me acompañó haciendo como mi, de la Simonia, en barrios o países subdesarrollados, y en todas las otras partes donde la esperanza puede hacer para olvidarse la indigencia." No sé si entonces, no era demasiado intrépido contestarle con este tono: "¡Hé! ¡diga me, entonces! ¿qué tesoro requirió a Nuestro Señor de San Pedro antes de tomar el control de las llaves? Obviamente, él no le preguntó cualquier cosa si no: "Siga me!" Ni Pedro ni los otros llevó a Mathias, el oro o el dinero. Entonces dé para arriba, porque justo le castican; y guardia bien la moneda gravemente ganado que le dio vuelta tan intrépido para usurpar al poder clerical. No podría usarme de las palabras tan duras para describir su avaricia que aflige el mundo, empleando mal los fieles demasiado crédulo y que son demasiado ingenuas para evitar de creer en usted y que le ceba para oírle repetir a ellos, solamente que desean oír, usted los aflige con un sine desgraciado, para hacer el canalón fuera de ellos, miedo al mismo tiempo que la prodigalidad. Es ustedes los Pastores a que, percibió el ángel del Apocalypso, cuando vio a la Dama, que se sienta en el trono de la Capital, prostituirse con los príncipes. Qué diferencia allí está entre ustedes, que adoran el oro y el idólatra que adora el Becerro de oro? " Creo que mis palabras satisficieron a mi guía, tanto él escuché con a satisfago humor mis observación de verdad. Esta es la razón por la cual él me tomó en sus brazos, y me presionó contra su pecho, entonces él fue encima de la trayectoria de donde descendimos. Y él me presionó contantemente contra él, hasta que él me había llevado en la tapa del arco que los permitir pasar de las Araynes*, al Gros-Cap* y por la quinta presa, hacia la Moisie*. Allí, suavemente, él depositó esta carga pesada en el roca dura y escarpada, que sería un paso incluso difícil para los pasos de estos gigantes, que pueblan esta Costa al Norte del Norte y de allí, un otro valle apareció a mí.



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
* sitio geográfico, Québec
Theme musical: amber hill de Brian Bogovich, emprunté aux Classical Midi Archives.
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CANTO XX DEL INFIERNO