Canto XV del Infierno.
reproduction Sade

El desfile del San Juan Bautista.
Borduas y la Denegación Global.

Ora cen porta l'un de' duri margini; e 'l fummo del ruscel di sopra aduggia, sì che dal foco salva l'acqua e li argini. Quali Fiamminghi tra Guizzante e Bruggia, temendo 'l fiotto che 'nver lor s'avventa, fanno lo schermo perché 'l mar si fuggia; e quali Padoan lungo la Brenta, per difender lor ville e lor castelli, anzi che Carentana il caldo senta: a tale imagine eran fatti quelli, tutto che né sì alti né sì grossi, qual che si fosse, lo maestro felli.


VUELTA A LA PUERTA DEL INFIERNO


Ahora, es una de las duras riberas que nos lleva, y la niebla que se forma sobre el arroyo, crea una sombra que preserva del fuego su agua y sus bordes. Como las ciudades costeras, siguiendo derretir de las banquisas, por el miedo de la inundación que se precipita hacia ellos, ella construye las presas para intentar parar el mar, así que ella fue hecha, amplio y colmo. Estábamos ya lejos del bosque, pero entonces, aparecimos una luz y que era resplendent fuera nunca desaparece, él fue acompañado por una música irrespetuosa. Me preguntaba lo que podría ser eso y cuanto más avancé en la penumbra, más mis los sentidos despertaron con miedo. "¡Oh Almas malditas, mis Gorgonas!" Dije a me: "De sufrir para usted tanto incontinencia y de vísperas tan largas a besár con usted, tengo prisa a preguntarle m edejé besar." Y avanzaron hacia mi, rodeando mi ornamento similar a un candelabro, ardiéndose, dirigido y a un rojo de sangre, señaló, arrogante hacia el Cielo; lo veneraban, lo acariciaban, lo abarcaban, lo dirigían firmemente luego hundían en él mientras que cantaba en coro, con sus voces lúgubrious y carnales, "¡In cauda venenum!" Me atreví a dar vuelta a mi guía y vi solamente la sombra de se; entonces diferí mis ojos en estas Cosas decadentes, de que acercada y quién encima de donde dándose, como esposas para conquistar y para sujetar. La sombra de Baudelaire me reprueba: "¿Porqué tales fellatios por estas sombras sin cualquier identidad sin preocupación de qué está viniendo detrás de ellas?" Entonces, vi venir cerca de ellas, diablos jóvenes con los cuerpos frágiles; todos, eran idénticos y rosado como queridos y ellos bonitos tembló como las hojas. Y todos, colgado a su asno, a otros diablos con los cuerpos robustos y a destellar como el bronce, todo idéntico pero por completo del ardor, sodomizando violentamente los diablosninos con algunos penes imponentes y quién gritó sin unison: "¡Se bendecido, Hilos de Satanás, dan a los diablos del Infierno como puede hacer, los hijos de Eva y hacer que gozan de un Malestar eterno! " Después de los diablos del infierno, cuatro batracios extraños siguieron, que tenían el color de las plantas, de las piernas cortas proporcionadas las palmas, de las lengüetas como estímulos y de los ojos desorbitados, como los de Hypnos que nunca hacen despierto más. Como las Salamandras, cruzaron el Infierno sin quemarse. Entonces, avanzado, un carro imponente en cuatro ruedas, enjaezadas a la cola de un Tritón. Tres Furias lo confinaron en su derecho; bailaron en el círculo, haciendo destello, bajo fulgores del relámpago, sus cuerpos provocantes de la carne desnudadas, de los colores del metal en fusión. En el lado izquierdo del carrro, bailaban cuatro Moarés idénticos sí mismos, a la mirada desafiando: estaban de color oscuro, tal que podrían hacer alguno, pierden su razón. Más lejos venían de otros personajes de paso y ornamento insoportable, de los demonios y de los espíritus astutos como revestimientos en la brasa, a las alas doblada o volante sobre la comitiva y bien de otros que enmarañaban así que me sería demasiado largo describir. Cuando el carro era revestimientos yo, un fulgor del trueno fue oído; mientras que nos veía, dado vuelta todo a nosotros centelleo sus ojos y desfigurándonos, uno de ellos me desafié que clamaron contra: "¡Qué maravilla!" Y él hizo el gesto de cogerme para arriba; pero cuando él amplió sus brazos hacia mí para tomarme, fijé mis vistazos en su cara joven, reconocí, ni, que de un hombre ni que de una mujer pero de estar ambivalente con el cuerpo de un hedonista que agitó sus brazos, como una hembra. Él clamó contra como sigue: "Oh mi querido, no se descontenta si deslizo, entre sus muslos, mi pinchazo ardiente y ése, así, usted prueba a los fuegos calientes del Infierno!" Le contesté como para excusarme: "Pero estoy asustado provocarle y por esta razón, ese alguien me retenga en Infierno, prefiero separar y dejo el paso del desfile, más bien que ser uno de los protagonistas." Y él contestó: "¡Oh Adonis hermoso, quienquiera de esta tropa para un momento, sigue entonces enfriado cientos años en el dolor del fuego que corroe su interior, haber vivido cientos años para encular de los posteriores! También, caminata, le seguiré, tocando su ropa si no, su carne e iré, relevándome así, de mi depravaciones sexuales." No me atrevía a descender de la ribera e ir a su altura. "¿Qué casualidad o qué destino te conduce aqui bajo antes de tu último día? Y quién es aquél quién le demuestra el camino y quién parece a mi digno de mi cola?" Le contesté: "Aquél me guia a través del infierno; sepa que él cantó otra clase de amor y que él también murió de ella, de una enfermedad que no se coja por la parte inferior pero esta conectado más bien con el dolor del alma." Y mientras que él escuchaba mí, delante de mí enmarañaban los carros alegóricos rodeados de protagonistas remedando de otras escenas bien más extraño. En el carro siguiente, había azotando como los que se vuelven a las fiestas de Santo-Vitus para las Lupercales. Fueron torturados, azotados, crucificados, convulsionados, encontraron placer de sufrir, de tachardos y de maquillarse de su propia sangre; expiando sus pecados mientras que el fornicando entre sí mismos como tantos Cristos immolados. Alrededor de ellos se animaron de los parejas al paso vulgar; eran vestidos de correas de cueros quiénes valorizaban, además de las redondeces de sus nalgas, los órganos genitales de los varones, los senos y las vaginas de las hembras. Se azotaban y sodomisaban mímico los gestos de los torturado y de los torturadores. Alrededor y navegando sobre las cabezas, de los Spiritellis gigantes subidos sobre zancos, cuyas instalaciones simulaban toda la obscenidad de los dioses mitológicos. Había travelos, muchos de los mados, algunos bingos y tantos didos. Entonces,, después de qun una larga divergencia alimentado por el tumulto de una rock música, venía una tropa de Amazonas en cólera; fueran vestidas de largas faldas que se detenían debajo de sus mamíferos que ofrecieron a la vista con un impudor tal que debe darse sed a un diablo del infierno. Había de todas las formas y todos tamaños: algunas redondas y otros menos redondas; estaban de todos los colores y todos atribuyen: negras, blancas y rosas, se les surtían enarbolaban amplios anillos o simples escudos; allí tenía de apetitosas, de otros repugnandos, de las mamas en forma de calabazas que orinaban la leche, grandes cisternas, vejigas agotadas por el uso, senos con forma de frutas y hortalizas, de las manzanas, de las peras, de los melones y calabaceras; pezones con forma de jugosos tetinas, de las pequeñas tetas al gusto de frutas amargas, de las bolas aureoladas como lo es la cabeza de Santa-Catherine de Siena, de los chupadors como las frágiles heridas, pechos que deben apaciguarse para la eternidad los diablos a sed del Infierno. En el otro carro, había cuerpos entremezclados que intentaron amarse, ellas se acoplaban por delante o por detrás, de trasero o en posición invertida y que parecían discutirse intentando encontrar del placer, que me parecía que tenía más placer a observarlas hacer que ellas a amarse, estas hermosas lesbianas que se retozaban y que nunca se parecían apaciguir las mismas, en todos los recovecos del carro. Y los vivo ambas entrelazados, ella tan frágil que una muchacha joven, la otra más hermosa que Minerva y que me vieron el miras de ellos, amarse y, sabiéndolo muy bien, afiló, sin ningún decencia, mis sentidos del varón en calor. ¡Ô, que habría querido ser mujer para sentarse niña! O insertarme en el cuerpo de las niñas lesbianas que se retozaban y que no parecían nunca apaciguarse, en todos los recovecos del caretera. ¡Oh, cómo habría querido ser una mujer para tomar el lugar de la muchacha joven! O para insertarme en el cuerpo de la niña y hundir mi lengüeta en la flor mitad-abierta de Minerva, probar al néctar que maculaba sus gamas sanguíneas o ocultar mi cabeza entre sus mamíferas elásticas o para infundirme en ella, tall una infante dócil. ¡Oh cómo habría querido ser esta muchacha joven y así, verse violó por esta diosa con experimentada! ¡Oh cómo sería bueno ser una mujer y poder descargar la virgen sin incurrir en la ira de la diosa Legislación! Y me cerré los ojos mientras que mi cola se inflaba y que pensaba en los sufrimientos que las Matronas vengadoras reservan, a los que utilizan, con la incontinencia, de este aparato que no es útil que a los brutos. Entonces dejé para ir el desfile con los pasos de Saturnales. Y vino a nosotros, viniendo de la otra dirección, una alma solitaria; él aparecía extraviada. Y mi amo le preguntó: "¿Quién es usted, que va así solo y sin camarada?" "Soy un pintor; así pues, no se preocupe de mi soledad, yo no se extravia ningún solo aunque estando solo. Y usted, quién se parecido no ha dejado la vida, ¿ Usted Sabe qué le aguarda, donde usted se parece ir? Si usted sigue su estrella, usted no puede faltar el llegar al pozo glorioso de su bonita. Pero sea cuidadoso sobre su pueblo vano e ingrato que le sitia, se volverá tu peor enemigo a causa de su soledad; no está sin razón que la razón no triunfa en un jardín dónde florece el irracional, él allí, el precio que debemos pagar para razonar libremente. Si hiciera justas previsiones durante mi bonita vida y si no hubiera muerto, viendo que el cielo es favorable a usted, le habría confortado en tu búsqueda." Continué caminando mientras que hablaba conBorduas. Le pregunté como sigue: "¿Porqué no es usted en Paraíso y quiénes son esos enemigos que están contra mi libertad?" Él me contestó: "Sepa que rechacé el Paraíso y muchas otras cosas también, no me siento mal sobre él, puesto que estoy aquí icógnito y en mis el propios; no deseé encontrarme a mí mismo en Paraíso con los que usted conoce, que desnaturalizó a hombre, a que Dios, en su complacencia, concedí su perdón. Todos los que pretendan organizar su libertad, aunque no usan ni la tiara ni la sotana como los que denunci en mi tiempo, están, por sus dogmas, nuevos clérigos de que usted debe ser cuidadoso alrededor como los otros. Se reclaman de mi Evangelio pero sufren del mal que denunci. Tienen grandes bocas y los estropean en la tierra del mismo pecado. Siguen el desfile aquí como en la tierra. Podría decirle que más solamente vea allá, elevarse algo polvo con malos augurios. Los políticos llegan con quién no deseo encontrarme; le recomiendo para leer otra vez, este extracto de mi Refus Global, cuál es de actualidad aún y lo será todavía mientras habrá Synarchistas para evitar que usted sueñe; no vueva lejos desde ellos, no pregunto a usted nada más." Y él continuó así, hablando con una vox más fuerte y más solemne como intentar ser oído más allá de nuestro círculo: "Las fronteras de sus sueños no son más las mismas. La vergüenza de la servidumbre sin esperanza hace el lugar al orgullo de una libertad posible que se conquistará dcon gran lucha. El reinado del miedo del multiform ha terminado. En la fol esperanza de borrar la memoria de ella los enumero: el miedo de los prejuicios, miedo de la opinión pública, de las persecuciones, de la reprobación general, miedo de estar solo sin el Estado y la Sociedad que aísla muy infalible, miedo de se, por su hermano, de la pobreza, miedo del orden establecido, de la ridícula justicia, miedo de las nuevas relaciones, miedo del surrationnal, miedo de las necesidades, miedo de las grandes esclusas abiertas sobre la fe en el hombre, en la sociedad futura, miedo de todas las formas susceptible para comenzar un amor que transforma, miedo azul, miedo rojo, miedo blanco: eslabones de sus cadenas. Del reino del miedo que se retira, pasos a el de la angustia. De aquí a allí, su deber es simple. para romperse definitivao con todas las prácticas de la sociedad, al disunite usted de su espíritu utilitario. Denegación a estar con conocimiento debajo de sus posibilidades psíquicas. Denegación para cerrarse los ojos en los defectos, los engaños perpetrados con el pretezto del conocimiento, el servicio rendito, el reconocimiento debido. La denegación de cuartear en el único lugar plástico, lugar fortificado pero fácil de la evitación. Denegación a cerrar para arriba: "do de mi lo qué le satisfacen, solamente usted debe oírme" Denegación de la gloria, de los honores: estigmas de la molestia, la inconsciencia, el servilismo. Denegación a servir, ser utile para tales extremos. Denegación de toda INTENCIÓN, arma dañina de la RAZÓN. ¡Muerte a ambos, la segunda fila! ¡Lugar a la magia! ¡Lugar a los misterios objetivos! ¡Lugar al amor! ¡Lugar a las necesidades! A la denegación global, opone su responsabilidad global. Que ésos tentados por la aventura le ensamblan. En el extremo concebible, veo que usted liberó de sus cadenas inútiles, para realizar en una orden imprevista, necesaria de la espontaneidad, en anarquía resplandeciente, a la plenitud de sus regalos individuales. Para entonces, sin resto ni alto, en la comunidad de la sensación con el a sed de una mayor comodidad, sin el miedo de los largos vencimientos, en el estímulo o la persecución, usted continuará en la alegría su salvaje necesidad de liberación."(1) Después él dio vuelta alrededor y aparecía moverse lejos desde éstos que, en la Asamblea Nacional, corren sosteniendo muy arriba la Fleur de Lys y quién finge, entre sí mismos, ser los que hacen la verdad haciéndo que pierda a todo el los que estén alrededor. Y, no pudiendo acabar esta conversación, digo a él: "Lo que usted dice a mí de mi destino, tomo la nota de ella y la preservo para hacer que explique por una señora que pueda hacerla si, llego a ella."



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
(1)Extrait du Refus Global.
Theme musical: musique de film Psycho, empruntée aux Archives du Web.
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CANTO XVI DEL INFIERNO