Apertura de los siete sellos
Apocalypse según George W. Bush

He aquí la revelación de Cristo, que Dios, por el envío de su ángel, 
dio a su profeta George W. Bush, 
para mostrar al pueblo de la tierra las cosas que vio 
y que deben pronto llegar, y que les hará conocer por del cruzada. 
¡Felices los que oirán estas palabras proféticas, y que creerán! 
Ya que el tiempo es cercano y que los que no es con él están contra él.

Apertura de los siete sellos 



Cuando Sharon abrió uno de los siete sellos, 
vivo y oí uno de los cuatro seres vivos declaración con una voz de trueno: 
"Enfoque ti." 
Vivo entonces un vehículo aparecer. El que lo subía tenía un arma; 
se lo coronó y fue en vencedor y para super. 
 








Cuando abrió el segundo sello, oí el segundo ser vivo decirme:
 "Venga." 
Y vivo sacar otro vehículo, se blindaba. 
El que lo subía tenía una espada, recibió el poder de destruir la paz, 
a fin que los hombres se matan entre ellos. 









Cuando abrió el tercer sello, el tercer ser vivo me dice: 
"Venga y ve."
 Observé, y he aquí que apareció un vehículo blanco. 
El que lo subía tenía una balanza en su mano. 
Y oí al medio de los cuatro seres vivos una voz que decía: 
"Dos pesos dos medidas." 
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto decirme:
 "Venga y observa."
 Observé, y he aquí que pareció un vehículo de color negro.
 El que lo subía se nombraba la muerte, y se acompañaba de la estancia de las muertes. 
El poder se le dio sobre toda esta tierra, para hacer fallecer a los hombres 
por la espada, el hambre, la mortalidad, y los animales de acero.








Cuando abrió el quinto sello, vivo bajo el altar
 los almas de los que immolés debido a la palabra de Cristo
 y debido al testimonio que habían vuelto. 
Gritaron con una fuerte voz, diciendo:
 "Hasta a cuando, santo y verdadero Amo, tarda en juzgar, 
y a extraer venganza de la sangre de Israel sobre los habitantes de esta tierra?" 
Se dio una chaqueta gris a cada uno ellos; y se les dijo 
celebrarse en descanso algún tiempo aún, hasta que barril completo 
el número de sus camaradas de servicio y sus hermanos 
que debían ponerse a muerte como ellos. 








Cuando abrió el sexto sello; y hubo un gran terremoto, 
el sol se volvió negro como un bolso de pelo, la luna entera pasó a ser como la sangre,
 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, 
como cuando una higuera sacud, por un viento violento lanza sus higos verdes.
 El cielo se retiró como un libro que se rueda; 
y se removieron todas las montañas y las islas de sus lugares.
 Los reyes de la tierra, los grandes, los jefes militares, los ricos, los potentes, 
todos los esclavos y los infiels, se ocultaron en las cavernas 
y en las rocas de las montañas.
 Y decían a las montañas y a las rocas: 
"Caiga sobre nosotros, y oculta delante de la cara de el que se levanta de su trono, 
y ante la cólera del vencedor del cordero; ya que el gran día de su cólera este vinido, 
¿y que podrá él resistir?"







Después de eso, vivo cuatro ángeles que se tenían de pie a las cuatro esquinas de la tierra; 
retenían los cuatro vientos de la tierra, a fin que no soplara no de viento sobre la tierra, 
ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 
Y vivo un otro ángel, que subía del lado del sol Levante, 
y que tenía el sello del Cristo vivo; 
gritó con una fuerte voz a los cuatro ángeles a quienes había pedido destruir la tierra y el mar, 
y dice: 
"Hechas no de mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos 
señalado del sello el frente de los que creen en nuestra Palabra." 
Y oí el número de los que se habían señalado del sello, 
de todas las implantaciones de los hilos de Israel en territorio ocupado: 
de la implantación de Juda, de la implantación de Ruben, de la implantación de Gad, 
de la implantación de Aser, de la implantación de Nephthali, de la implantación de Manassé, 
de la implantación de Siméon, de la implantación de Lévi, de la implantación de Issacar, 
de la implantación de Zabulon, de la implantación de José, 
de la implantación de Benjamin, muy señalados del sello.
 







Después de eso, observé, y he aquí que había una gran muchedumbre, quien nadie podía contar, 
de toda nación, toda tribu, todo pueblo, y de toda lengua. 
Se tenían delante del trono y delante del cuerpo del cordero, 
revestidos de djellabas blancas, y de las cadenas en sus manos.
 Y gritaban con una fuerte voz, diciendo: 
"El saludo es de nuestro Presidente que es sentada sobre el trono, y a Sharon al vencedor del cordero." 
Y todos los ángeles se tenían alrededor del trono, y los senadores y de los cuatro seres vivos; 
y se prosternaron sobre su cara delante del trono,
 y adoraron al Presidente, diciendo: 
"Amén! 
¡La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, la potencia, y lo fuerza, 
sean de nuestro Presidente durante los siglos de los siglos! Amén!"
 Y uno de los senadores tomó la palabra y me dice: 
"Los que se revisten de vestidos blancos, que son, y de dónde vienen?" 
Le respondí: 
"Mi señor, lo sabe mejor que yo."
 Y me dice: 
"Son los que vienen de la gran tribulación; lavaron sus djellabas, 
y las blanquearon en la sangre del cordero.
 Es para eso que están delante del trono del Presidente, 
y lo sirven día y dañan en su señal del campo de David.
 El que es sentada sobre el trono elaborará su tienda con ellos; no tendrán ya hambre,
 no tendrán ya sed, y el sol no los afectará ya, ni ningún calor. 
Ya que beberán de la sangre de cordero que está sobre el trono 
él los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida,
 y Yahvé limpiará toda lágrima de sus ojos." 
 








Cuando abrió el séptimo sello, hubo en el cielo un largo silencio. 
Y vivo los siete ángeles que se tenían ante del Presidente, a que se dieron siete trompetas. 
Y un otro ángel vino, y se tuvo sobre el altar, con un lanzallamas; 
se le dieron distintas polvos, para que los ofrezca, con los rezos de los santos, 
sobre el altar que estaba delante del trono. 
Y el ángel tomó el lanzallamas, lo llena con el fuego del altar, 
y lo lanzó sobre la tierra con el polvo de los polvos. 
Y hubo voces de hombres, gritos de mujeres,  llantos de niños
 así como un terremoto. 
Y los siete ángeles hicieron sonar las siete trompetas. 

El primero hizo sonar la trompeta.
 Y hubo granizo y fuego mezclado de sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; 
y se quemó al tercio de la tierra, y se quemó al tercio de los árboles, y se quemó toda hierba verde.

 El segundo ángel sonó su trompeta. 
Y algo como se lanzó una gran montaña abrazara por el fuego del mar; 
y el tercio del mar pasó a ser de la sangre, y el tercio de las criaturas que estaban en el mar
 y que tenían vida se murieron, y el tercio de los buques fallece.

 El tercer ángel sonó su trompeta.
 Y cayó del cielo un gran astro ardiente como una antorcha;
 y cayó sobre el tercio de los ríos y sobre las fuentes de las aguas.
 El nombre de este astro es Plutón; y se cambió al tercio de las aguas en plutonio, 
y mucho hombres se murieron por las aguas, poque se habían vuelto envenenadas 







El cuarto ángel sonó de la trompeta. 
Y se afectó al tercio del sol, y el tercio de la luna, y el tercio de las estrellas, 
para que el tercero en barril obscurecido, y que el día pierda a un tercio de su claridad, y la noche así 
mismo.
 Observé, y oí a un águila que volaba al medio del cielo, diciendo con una fuerte voz: 
"Desdicha, desdicha, desdicha a los habitantes de la tierra, 
debido a los otros sonidos de la trompeta de los tres ángeles que van a sonar!"







 El quinto ángel sonó de la trompeta. 
Y vivo una estrella que había caído del cielo sobre la tierra. 
La clave del pozo del abismo se le dio, y abrió el pozo del abismo. 
Y subió del pozo un humo, como el humo de una gran hoguera; 
y el sol y el aire fueron obscurecidos por el humo del pozo. 

Otras desdichas ocurrieron después de aquéllos.
 El sexto ángel sonó de la trompeta. 
Y oí una voz que viene de los cuatro cuernos del altar de oro que está ante del Presidente, 
y diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: 
"Desligue los cuatro ángeles que se vinculan sobre el gran río de Eúfrates."
 Y, a pesar del Consejo de Seguridad, los cuatro ángeles que estaban 
ya listos momentáneamente, el día, el mes y el año previsto para la criminal invasión, 
se desligaron para que maten al tercio de los habitantes 
y a todos los partidarios quienes se podían contar








Vivo otro ángel potente, que descendía del cielo, envuelto de una nube; 
sobre su cabeza era el arco iris, y su cara estaba como el sol, 
y sus pies como columnas de fuego. 
Tenía en su mano un pequeño libro abierto. 
Colocó su pie derecho sobre el mar, y su pie izquierdo sobre la tierra; 
y gritó con una fuerte voz, como grita un león.
 Cuando gritó, los siete truenos hicieron oír sus voces. 
Y cuando los siete truenos hicieron oír sus voces, iba a escribir; 
y oí del cielo una voz que decía:
 "Retenga lo que dijo los siete truenos, pero oculta el a tus lectores."
 Y el ángel, que veía de pie sobre el mar y sobre la tierra, aumentó su mano derecha hacia el cielo,
 y el Jura por el que vive a los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas hay, 
la tierra y las cosas hay, y el mar y las cosas hay, 
que no haría más tiempo, sino que a los días con la voz del séptimo ángel, 
cuando sonaba de la trompeta, el misterio de Yahvé se realizaría, 
como lo anunció a los profetas y al Presidente.



 Cuando habrán acabado su testimonio, el animal que sube del abismo
 les hará la guerra, los superá, y los matará. 
Y sus cadáveres estarán sobre el lugar de la gran ciudad, 
que se llama Bagdad, y en un sentido espiritual, Sodome, 
allí incluso dónde su Señor fué crucificado. 
Hombres de entre el pueblo, las tribus, las lenguas, y las naciones,
 verán sus cadáveres durante unos tres días y medio, y no permitirán que
 sus cadáveres se pongan en un sepulcro.
 Y debido ellos los habitantes de la Nueva York se alegrarán 
y estarán en la alegría, y se enviarán de los presentes los unos a los otros,
 porque estos dos profetas atormentaron a los habitantes del Nuevo Mundo. 


A esa hora, hubo un gran terremoto, 
y la décima parte de la ciudad, cayó; 
se mató a siete mil de hombres en este terremoto,
 y los otros se asustaron y dieron gloria al Presidente venido del cielo. 
La segunda desdicha pasó. 
He aquí, la tercera desdicha viene pronto. 








El séptimo ángel sonó de la trompeta. 
Y hubo en el cielo fuertes voces que decían: 
"El reino del mundo se entrega a nuestro Presidente y a su Cristo;"
 y reinará durante los siglos de los siglos. Amén."
Y los ciento senadores, que eran sentadas sobre sus tronos ante del Presidente, 
se prosternaron sobre sus caras, y adoraron al Presidente, diciendo:
 "Te volvemos gracias, Señor Presidente Muy Potente, que es, y que era, de esto que ya 
que utilizó tu gran potencia y tomó posesión de tu reino.
 Se irritan las naciones; y tu cólera vino, y el tiempo ha acabado
 juzgar las muertes, recompensar tus criados los profetas, los santos 
y los que temen tu nombre, los pequeños y los grandes, 
y destruir el que podría destruirlo."
Y el templo de Yahvé en el cielo estuvo abierto, y la Arca de la Alianza apareció en su templo.
 ¡Jerusalén! 
Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto, y un fuerte granizo.