El cuerpo astral de la joven muchacha india
Acto II de un cuento erótico de la adolescencia.
"En la cumbre de la montaña"
"Este suspendido una nube"
"Y mi corazón mi corazón"
"Este suspendido a él."
Según mis cálculos, debería ser a la señal número 9. Agradezco el cielo no haber sido situado. Yo cruzados un pequeño montículo de tierra, probablemente tallado por la mano del hombre. Una mirada circular sobre el lugar, me muestra la presencia de sombras inquietantes: formas gruesas que se alinean en mis ojos como gnomos listos al combate, de otras sombras destrozadas con forma de espantajos difundidas aquí y allí; el despegue histérico de misteriosos pájaros me congela de pavor.
Busco la señal con ansiedad: descifrar el mensaje y dejar lo más rápido posible este lugar siniestro. Allí, muy cerca, a final de brazo, una piedra fijada en tierra ligeramente inclinada sobre el lado izquierdo, detrás de la cual debe encontrarse lo cojea de metal en la cual se encuentra el mensaje; es así que se escribe sobre el mensaje de la señal número 8. El envase no está allí. ¿Es la buena piedra, realizó bien el trayecto descrito? Me pregunto y me preocupo, observo las otras piedras a los petroglifos misteriosos, alineados allí muy cerca, de una manera desordenada, y que se inclinan en todas las direcciones; me preparo a visitarlos sucesivamente. Luego percibo en un repliegue oscuro del suelo, el envase de metal; extirpo, no el mensaje, sino un montaje heteróclito de pequeñas osamentas, de las plumas de águilas, de los pedazos de cortezas de abedul subcordata a las caligrafías extrañas trazadas con la sangre, todo eso conectada groseramente a correas en pieles de caribú. Tengo un movimiento de retroceso. Un ruido estridente invade mis tímpanos, como el silbido de una bola que lo habría rozado de más cerca. Percibo, fijado en tierra y casi bajo mi nariz, la larga y fina barra superada de uno plumero y de cintas teñidas de sangre, aún agitada del temblor de la fina lanza bajo el efecto de su violento impacto al suelo.(atención: imagen animada voluminosa)
Marco Polo ou le voyage imaginaire (Contes et légendes érotiques, août 1998) © 1998 Jean-Pierre Lapointe